1Cierto día, Jonatán le dijo a su escudero: «Ven, vamos a donde está la avanzada de los filisteos». Pero Jonatán no le dijo a su padre lo que pensaba hacer.
2Mientras tanto, Saúl y sus seiscientos hombres acamparon en las afueras de Guibeá alrededor del árbol de granadas*14:2 O alrededor de la roca de Rimón; comparar Jc 20:45, 47; 21:13. de Migrón.
Nadie se dio cuenta de que Jonatán había dejado el campamento israelita.
6—Crucemos hasta la avanzada de esos paganos —le dijo Jonatán a su escudero—. Tal vez el Señor nos ayude, porque nada puede detener al Señor. ¡Él puede ganar la batalla ya sea que tenga muchos guerreros o solo unos cuantos!
7—Haz lo que mejor te parezca —respondió el escudero—. Estoy contigo, decidas lo que decidas.
8—Muy bien —le dijo Jonatán—. Cruzaremos y dejaremos que nos vean.
11Cuando los filisteos vieron que se acercaban, gritaron: «¡Miren, los hebreos salen de sus escondites!».
«Vamos, sube detrás de mí —le dijo Jonatán a su escudero—, ¡porque el Señor nos ayudará a derrotarlos!».
13Así que escalaron usando pies y manos. Entonces los filisteos caían ante Jonatán, y su escudero mataba a los que venían por detrás.
15De repente, el ejército de los filisteos se llenó de pánico, tanto los que estaban en el campamento como los que estaban en el campo, hasta las avanzadas y los destacamentos de asalto. Y en ese preciso momento hubo un terremoto, y todos quedaron aterrorizados.
16Entonces los centinelas de Saúl en Guibeá de Benjamín vieron algo muy extraño: el inmenso ejército filisteo comenzó a dispersarse en todas direcciones.*14:16 Así aparece en la versión griega; en hebreo dice dispersarse, y fueron y aquí.
18Entonces Saúl le gritó a Ahías: «¡Trae el efod aquí!». Pues en ese tiempo Ahías llevaba puesto el efod delante de los israelitas.*14:18 Así aparece en algunos manuscritos griegos; en hebreo dice «Trae el arca de Dios». Pues en ese tiempo el arca de Dios estaba con los israelitas.
20Enseguida Saúl y sus hombres corrieron a la batalla y encontraron que los filisteos estaban matándose unos a otros. Había una terrible confusión en todas partes.
24Ahora bien, ese día los hombres de Israel quedaron agotados porque Saúl los había puesto bajo juramento diciendo: «Que caiga una maldición sobre cualquiera que coma antes del anochecer, antes de que me vengue por completo de mis enemigos». De manera que nadie comió nada en todo el día,
27Pero Jonatán no había escuchado la orden de su padre, y metió la punta de su vara en un panal y comió la miel. Después de haberla comido, cobró nuevas fuerzas.*14:27 O sus ojos se iluminaron; similar en 14:29.
—Tu padre obligó al ejército que hiciera un juramento estricto que cualquiera que comiera algún alimento hoy sería maldito. Por eso todos están cansados y desfallecidos.
29—¡Mi padre nos ha creado dificultades a todos! —exclamó Jonatán—. Una orden como esa solo puede causarnos daño. ¡Miren cómo he cobrado nuevas fuerzas después de haber comido un poco de miel!
31Así que los israelitas persiguieron y mataron a los filisteos todo el día desde Micmas hasta Ajalón, pero los soldados iban debilitándose.
—Mira, los hombres están pecando contra el Señor al comer carne que todavía tiene sangre.
—¡Eso está muy mal! —dijo Saúl—. Busquen una piedra grande y háganla rodar hasta aquí.
Así que esa noche las tropas llevaron sus animales y los mataron allí.
36Después Saúl dijo:
—Persigamos a los filisteos toda la noche y saqueemos sus bienes hasta el amanecer. Destruyamos hasta el último hombre.
Sus hombres respondieron:
—Haremos lo que mejor te parezca.
Pero el sacerdote dijo:
—Primero consultemos a Dios.
37Entonces Saúl le preguntó a Dios:
—¿Debemos perseguir a los filisteos? ¿Nos ayudarás a derrotarlos?
Pero Dios no respondió ese día.
38Entonces Saúl les dijo a los líderes:
—¡Algo anda mal! Que vengan aquí todos los comandantes de mi ejército. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy.
Pero nadie se atrevía a decirle cuál era el problema.
40Entonces Saúl dijo:
—Jonatán y yo nos pondremos aquí, y todos ustedes se pondrán allá.
Y el pueblo respondió a Saúl:
—Lo que mejor te parezca.
41Entonces Saúl oró:
—Oh Señor, Dios de Israel, por favor, muéstranos quién es culpable y quién es inocente.*14:41 La versión griega agrega Si la falta es mía o de mi hijo Jonatán, responde con Urim; pero si la falta es de los hombres de Israel, responde con Tumin.
Entonces hicieron un sorteo sagrado, y Jonatán y Saúl fueron señalados como los culpables, y los demás declarados inocentes.
42Después dijo Saúl:
—Ahora hagan otro sorteo para señalar si es Jonatán o soy yo.
Entonces, Jonatán fue indicado como el culpable.
43—Dime lo que has hecho —le preguntó Saúl a Jonatán.
—Probé un poco de miel —admitió Jonatán—. Fue solo un poco en la punta de mi vara. ¿Merece eso la muerte?
44—Sí, Jonatán —dijo Saúl—, ¡debes morir! Que Dios me castigue e incluso me mate si no mueres por esto.
45Pero la gente intervino y le dijo a Saúl:
—Jonatán ganó esta gran victoria para Israel. ¿Debe morir? ¡De ningún modo! Tan cierto como que el Señor vive, que ni un solo cabello de su cabeza será tocado, porque hoy Dios lo ayudó a hacer esta gran proeza.
De modo que la gente salvó a Jonatán de la muerte.
46Entonces Saúl llamó a su ejército y no persiguieron más a los filisteos, y los filisteos volvieron a sus casas.
47Cuando Saúl aseguró su posición de rey sobre Israel, peleó contra sus enemigos en todas las direcciones: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Soba y los filisteos. Y dondequiera que iba, obtenía la victoria.*14:47 Así aparece en la versión griega; en hebreo dice actuaba de manera perversa.
49Los hijos de Saúl eran Jonatán, Is-boset*14:49 En hebreo Isúi, una variante de Is-boset; también conocido como Es-baal. y Malquisúa. También tuvo dos hijas, Merab, la mayor, y Mical.
52Los israelitas pelearon constantemente con los filisteos durante toda la vida de Saúl. Así que cada vez que Saúl veía a un joven fuerte y valiente, lo reclutaba en su ejército.