1Cierto día, los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús para ponerlo a prueba, exigiéndole que les mostrara una señal milagrosa del cielo para demostrar su autoridad.
2Él respondió: «Ustedes conocen el dicho: “Si el cielo está rojo por la noche, mañana habrá buen clima;
5Más tarde, cuando ya habían cruzado al otro lado del lago, los discípulos descubrieron que se habían olvidado de llevar pan.
7Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí pues no habían traído nada de pan.
12Entonces, al fin, comprendieron que no les hablaba de la levadura del pan, sino de las enseñanzas engañosas de los fariseos y de los saduceos.
13Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus discípulos:
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre*16:13 «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo.?
14—Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen Jeremías o algún otro profeta.
15Entonces les preguntó:
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
16Simón Pedro contestó:
—Tú eres el Mesías,*16:16 O el Cristo. Tanto Cristo (término griego) como Mesías (término hebreo) quieren decir «ungido». el Hijo del Dios viviente.
17Jesús respondió:
—Bendito eres, Simón hijo de Juan,*16:17 En griego Simón bar-Jonás; ver Jn 1:42; 21:15-17. porque mi Padre que está en el cielo te lo ha revelado. No lo aprendiste de ningún ser humano.
20Luego advirtió severamente a los discípulos que no le contaran a nadie que él era el Mesías.
21A partir de entonces, Jesús*16:21 Algunos manuscritos dicen Jesús el Mesías. empezó a decir claramente a sus discípulos que era necesario que fuera a Jerusalén, y que sufriría muchas cosas terribles a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero al tercer día resucitaría.
22Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo*16:22 O comenzó a corregirlo. por decir semejantes cosas.
—¡Dios nos libre, Señor! —dijo—. Eso jamás te sucederá a ti.
23Jesús se dirigió a Pedro y le dijo:
—¡Aléjate de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios.
24Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.