1Entonces David salió de Gat y escapó a la cueva de Adulam. Al poco tiempo sus hermanos y demás parientes se unieron a él allí.
3Después David se dirigió a Mizpa de Moab, donde le pidió al rey: «Por favor, permite que mi padre y mi madre vivan aquí contigo hasta que sepa lo que Dios tiene pensado para mí».
5Un día el profeta Gad dijo a David: «Deja la fortaleza y vuelve a la tierra de Judá». Entonces David fue al bosque de Haret.
6Las noticias de su llegada a Judá pronto alcanzaron a Saúl. En ese momento, el rey estaba sentado debajo de un árbol de tamarisco en la colina de Guibeá, con su lanza en la mano y rodeado de sus oficiales.
7—¡Escuchen bien, hombres de Benjamín! —les gritó Saúl a sus oficiales al oír las noticias—. ¿Acaso ese hijo de Isaí les ha prometido a cada uno de ustedes campos y viñedos? ¿Les ha prometido a todos hacerlos generales y capitanes de su ejército*22:7 En hebreo comandantes de miles y comandantes de cientos??
9Entonces Doeg el edomita, que se encontraba entre los hombres de Saúl, habló:
—Cuando estaba en Nob, vi al hijo de Isaí hablando con el sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob.
11Entonces el rey Saúl inmediatamente mandó traer a Ahimelec y a toda su familia, quienes servían como sacerdotes en Nob.
—¡Escúchame, hijo de Ahitob!
—¿Qué quiere, mi rey? —le preguntó Ahimelec.
13—¿Por qué han conspirado contra mí, tú y ese hijo de Isaí? —le preguntó Saúl—. ¿Por qué le diste alimento y una espada? ¿Por qué consultaste a Dios por él? ¿Por qué lo instigaste a matarme, como está tratando de hacer hoy mismo?
14—Pero señor —respondió Ahimelec—, ¿hay alguien entre todos sus siervos que sea tan fiel como su yerno David? ¡Él es el capitán de su escolta y un miembro altamente honrado de su casa!
16—¡Ahimelec, ten por seguro que morirás junto con toda tu familia! —gritó el rey.
17Y le ordenó a su escolta:
—¡Maten a estos sacerdotes del Señor, porque son aliados de David y conspiradores con él! ¡Ellos sabían que él huía de mí, pero no me lo dijeron!
Pero los hombres de Saúl se negaron a matar a los sacerdotes del Señor.
18Entonces Saúl le dijo a Doeg:
—Hazlo tú.
Así que ese día Doeg el edomita los atacó y los mató: ochenta y cinco sacerdotes en total que aún llevaban puestas sus vestiduras sacerdotales.
20Solamente Abiatar, uno de los hijos de Ahimelec, escapó y huyó a donde estaba David.
—¡Lo sabía! Cuando vi a Doeg el edomita allí ese día, estaba seguro de que se lo contaría a Saúl. Ahora soy responsable de la muerte de toda la familia de tu padre.